lunes, 3 de diciembre de 2012

Taller, Recuperando Nuestra Capacidad de Asombro

Hoy, 29 de Noviembre de 2012,  ha sido un gran día. Joaquín Cervilla tiene indudables cualidades para proponer y poner en marcha actividades poco usuales en este territorio de la salud mental, y para promocionar con éxito reivindicaciones del sujeto que escapan a otras actividades terapéuticas.
 
 
Como de costumbre hemos empezado con una rueda de sentimientos, en esta ocasión dejándonos acunar por una canción muy positiva, todos en contacto y en círculo, en donde la palabra la cobraban los sentidos, la vista al principio y luego el tacto. Hemos hecho un círculo y nos hemos bañado de la mágica confluencia de vidas de su centro, un radiante sol creado ad hoc por nosotros mismos nos servía de bálsamo cada vez que aventuramos trascender el círculo, y así cada uno según su apetencia. Renglón seguido hemos puesto en juego la confianza: cerrando los ojos y sin perder el contacto siempre con algún compañero, hemos repetido el ejercicio en círculo, esta vez ciegos, en un espléndido  alcance de la participación y puesta en marcha de lo sensorial, y ya todos centrados en el aquí y ahora que transcurría. En mi modesta opinión poner en juego la corporeidad, la emoción de confianza en los compañeros y el cambio de lenguaje es realmente efectivo como dinámica.
 
 
Ya estábamos dispuestos para la explosión de vitalidad de nuestro valiente “coach”, nuestro compi Joaquín. Ya sentados en la mesa acompañados de velas e incienso (el candil de Joaquín queda para que otro día nos cuente más de él) se propuso un muy divertido ejercicio; una subasta yo diría que millonaria. Recreando lo incomprable, Joaquín hizo un monto de Felicidad y comenzó la puja: ¡Quién da más por la felicidad absoluta! decía el coach, y todos empezamos a animarnos. Yo doy un euro, yo un euro y un café, yo doy 500 euros, (decir que todos aportamos cantidades reales y disponibles) yo doy el alma y 500 euros, yo doy la vida entera y todo lo que soy, decíamos entre un inmejorable y acogedor clima.
Lo realmente interesante es que a resultas todos fuimos felices, estábamos comerciando con algo que nos pertenece, un potencial que olvidamos preocupados por el mañana o por el pasado y si bien es contradictorio negociar con lo incomprable, ahí el juego, descubrimos que efectivamente, la felicidad, es tan asequible como cualquier producto comercial. La felicidad está ahí, como en una puja, todos somos felices pero nos olvidamos, y si no la encontramos, sólo hay que pujar más. En algunos momentos en la vida o como gracias a Joaquín en este taller hemos recreado, la felicidad está ahí, sólo hay que atenderle y a veces por qué no, darle su valor. Todos sabemos lo que es la felicidad porque, sin duda, en algún momento la hemos experimentado. Os seguiremos informando de esta y más actividades de SAPAME.
Con cariño,
 Antonio Luque Fernández.

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